miércoles, 18 de noviembre de 2009

116.- EL ARTISTA DEL MAR
Cada surco de mi piel, es una huella de la vida. Vida salobre y solitaria, dónde el alma crece con el viento y el mar.
Casi podría decir que nací con el ritmo de las olas. Era huérfano de madre, y mi padre era cocinero en un navío. Crecí escuchando los olores, olor a sal, a pez, a madera, a güisqui…pintando de colores el océano, el color de la cayena, la canela, la pimienta, el azafrán…de ellos me impregne y aprendí a mezclarlos. Todos me llamaban el artista del mar. Hice de mi oficio una pasión durante muchos años, pero mis pies de barro mojado necesitaban descansar en secano.
Un día me quedé en tierra. Hoy sigo creando con olor a mar. Con todas mis cosas hice un refugio marinero. Bajo mi delantal siguen rugiendo las olas. A veces cuento historias, otras las pinto, y otras…las guiso con mucho amor.

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