viernes, 20 de noviembre de 2009

196.- TRASPASO
Como cada mañana al alba el bar volvía a estar reluciente. Durante los últimos cuarenta años Pepe y María se levantaban a las cinco, tomaban el desayuno y se dirigían al negocio que ahora iban a traspasar. Sobre todo, les gustaba servir café, porque la gente que se sentaba a tomarlo se pasaba las horas charlando concentrada en una burbuja de tranquila intimidad alejada del mundo. Algunos incluso llegaban a apagar su móvil para que nada perturbase esa atmósfera mágica que sólo se consigue alrededor de una mesa degustando una taza de café y una conversación amiga. Ése sería el último día en que tendrían el honor de entrar en las burbujas de los demás, pero les tranquilizaba pensar que una pareja joven tomaría las riendas del bar con la energía y las ganas con las que ellos comenzaron. Antes de abrir, se dieron su beso diario. Otro día comenzaba.

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