jueves, 19 de noviembre de 2009

162.- BUEN VIAJE
“Alea jacta est”, dijo cruzando la puerta del Rvbicón. Le costó algo encontrarle pero allí estaba, junto al piano. Entró. Sin vacilaciones. Varias noches en vela y un par de prozac le habían dado la determinación necesaria.
-De acuerdo. Lo haré pero prométame que nunca le faltará de nada.
-Claro. Ahí tiene todo lo necesario. Buen viaje.
Salió a la calle. No había vuelta atrás. Lo iba a hacer. Por ella.
El día de su boda le juró que la cuidaría pero no podía más. Estaban arruinados.
Cientos de veces había visto la decepción en sus ojos. Sin reproche, sí, pero decepción al fin. Así que cuando le ofrecieron acabar con sus problemas le pareció una salida razonable. Sobre todo para ella.
Alcanzó el final de la calle. Sacó la pistola que le había entregado el amante de su mujer. Cerró los ojos y allí mismo se suicidó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario