miércoles, 18 de noviembre de 2009

126.- MATICES
Nunca di demasiada importancia a los claroscuros y a las sombras, a los blancos y a los negros que el sol dibuja y desdibuja desde la eternidad.
Sí lo he hecho esta vez. Porque el abrir la puerta del Rubicón y enfrentarme a tu silla vacía me destrozó el alma. Justo en esta jornada de domingo, cuando me habías hecho la promesa, cuando te lo había concedido.
Supiste desde siempre que las cervezas y las noches compartidas no eran para mí simples pasajes de una novela absurda. Por ello, todas estas sillas vacías que parecen armarte un cortejo en derredor, significan mucho más. Porque la tuya está desierta desde antes y yo no había caído en la cuenta.
Entonces me siento aquí. Para ver si estos blancos y estos negros, estos claroscuros y estas sombras se convierten un día, por algún mágico conjuro, en un sugestivo cuadro de Miró.

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