jueves, 19 de noviembre de 2009

163.- EL TESORO
El día que José Eliseo Fernández, natural de Guayaquil, Ecuador, y albañil de profesión, removió la piedra número doscientos cincuenta seis de la parte izquierda de la calle del Sol en Santander para su remodelación, se llevó una sorpresa.
Debajo había un cilindro de metal cerrado. Pesaba. Y sonaba.
Miró hacia un lado y hacia el otro, y percatándose de que no le había visto nadie, se metió el cilindro en el bolsillo. ¡Seguro que eran monedas de oro! Esas cosas pasaban todos los días. Hace poco lo leyó en el periódico. Saldría de la miseria. Y podría volver a Ecuador como un triunfador. Sería alguien importante. Sería adorado. Sería querido. Sería…
Al acabar el día, un compañero encontró a José Eliseo llorando en una esquina de la calle. Al acercarse, no entendió por que el albañil estaba así. Total, por un tubo de metal y unas arandelas para tornillos…

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