jueves, 19 de noviembre de 2009

160.- EL ÚLTIMO AMANTE
Ella buscaba una historia. Bebía en los bares porque estaba sola y a la caza de otra soledad. Tenía veinte años pero aparentaba sesenta. Por su amargura. Por las noches en vela buscando la trama más buena y el amante más apto. Aun así los hombres la encontraban atractiva. Hacía el amor con ellos a cambio del relato de sus vidas. Lucía vestida por fuera pero desnuda por dentro. “Porque el amor también se hace con palabras”, pensaba en su interior. Cierto día charló con una chica rusa, atractiva y de senos firmes. Sabía decir metáforas de alta filigrana: “Quiera ser el viento que besa la flor de tu cabello”, le dijo susurrándole al oído. Y esa frase la llevó hasta su lecho de amapolas rojas.
Amaneció con carmín en los labios, el corazón apuñalado y la mejor historia.

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