Si te pongo la última te irás para siempre. Prométemelo. No quiero volver a sentir tus ojos amarillos marchitándose y llorando cada noche por ese hombre que te abandonó. Me dejas la barra perdida de escombros y reproches, de restos de una vida que no fue y de cuentas pendientes que nadie paga. Y sobretodo (y esto no lo sabes ni lo sabrás nunca, no te diste cuenta entonces y ahora menos, no eres capaz…) me dejas jodidamente hundido, haciéndome partícipe de la caída sin freno de la única mujer que amé. Así que toma: bebe, olvida y márchate. Déjame las penas lejos, que al fin y al cabo son las mías y yo no tengo a nadie que me ponga una última copa.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bueno...debo decir que leído después de un tiempito, me sigue gustando. Eso ya es un premio para mí. Pero si además me cae algo...mejor, claro.
ResponderEliminarGracias por colgarlo!!