jueves, 19 de noviembre de 2009

168.- Ellos
Estaba allí, como cada noche. Marchita. La mujer que él dejó escapar. Y sin embargo, era ella la que sufría. Era ella la que se sentaba día tras día en la barra a apurar el liquido bermellón de su copa, no él. Los niños se burlaban, pero era él quién sufría al oírles reír. “Bruja, bruja” susurraban al verla pasar. A ella tanto le daba. ¿Y él? Tantas noches allí, contemplando un amor muerto. Y aún no le encontraba sentido a su decisión.

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