miércoles, 18 de noviembre de 2009

122.- EL PAÑUELO ROJO
La cita era a las nueve en el Rubicón, un garito de la Calle del Sol. Curiosamente, seguía sintiendo la misma excitación, a pesar de los múltiples fiascos, por unos encuentros concertados en apenas unas horas de navegación por Internet. Además, si la foto no mentía, esta vez se trataba de una auténtica belleza, bastante más joven que él.
Una vez en el local buscó con la mirada el pañuelo rojo. Intentó imaginar la combinación del pañuelo con la mirada clara, un tanto juguetona, que mostraba en la foto. Sólo tras pedir una cerveza vio, al fondo del bar, un pañuelo rojo. Verdaderamente poseía una belleza extraordinaria. Al menos, la parte de la cara que pudo vislumbrar antes de marcharse. El resto quedaba oculto por un tipo, algo mayor que él, que lo estaba devorando a besos.

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