viernes, 20 de noviembre de 2009

195.- Y la miras una vez más a los ojos.
Y la miras una vez más a los ojos. Y te decides a hablar. A decirlo por fin, a sacar de tu alma lo que te oprime, aunque duela.
-Quiero el divorcio. – Y duele mucho más de lo que creías posible.
Las tazas vacías ya de café. La cara rota por el dolor y la sorpresa. La boca seca. Los ojos inflamados.
- No puede ser, no puede ser, no puede ser - cien veces repetido.
-…
- ¿Por qué? No lo entiendo. No lo puedo entender.
Y sabes que es un sitio al que no vas a poder volver a tomar café nunca más. Y sabes que ese café dejará amargor en tu paladar durante años. Y sabes que por esa calle pasarán durante décadas los fantasmas de este momento indeseable y tan anhelado.

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