miércoles, 18 de noviembre de 2009

131.- Te recuerdo
Te recuerdo mirando con asombro el cuello de la nueva amante de Diego, perfecto, pálido y sublime. Aquella noche acabamos los tres en la habitación de la pensión del puerto. El humo y el ruido de las risas de la gente eran nuestro alimento favorito después de las palomitas y la pimienta negra.
Solíamos quedar en la mesa del fondo, junto al piano, testigo de mejores tiempos, coronado por libros viejos profanados con nuestras anotaciones y una rosa muda. Huíamos de nuestras soledades para encontrarnos reflejados de modo más amable en los ojos de quienes nos escuchaban. Nuestra mesa siempre estaba concurrida, nunca faltaba una historia que contar.
Abandonábamos la calle del Sol cuando éste nos saludaba con sus primeros rayos.

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