jueves, 19 de noviembre de 2009

194.- El enigma en el reverso
Con la mochila llena, emplearon el día entero visitando los alrededores. Todo listo. Una calle llamada Sol, una ciudad llamada Santander, un reloj que marcaba las ocho, un manuscrito dividido en dos mitades, un pescador y dos desconocidos.
Campanadas, lluvia y ambos se encuentran.
Él porta el pincel de bronce, ella guarda el diario de los difuntos. Ambos unen el pergamino. La información adquirida no bastará.
- Hablaremos con el pescador, siempre guardan secretos- dijo él.
La respuesta fue bastante escueta. – El enigma siempre se encontró en el reverso del Sol- dijo el pescador.
Completamente extenuados, pero excitados todavía por la emoción de aquel momento, no importaban las escasas horas que ambos habían dormido antes de aquel encuentro.
Frente a ellos, la imagen del cuadro del difunto, se reflejaba en el cristal. Se miraron y una sonrisa de satisfacción les unió en un apasionado beso. El enigma estaba resuelto.

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