lunes, 16 de noviembre de 2009

90.- El detective y la muerte
A la sombra del detective la guiaba la Muerte hasta perderse flotando al final de una calle llamada del Sol. La más oscura de la ciudad, entraña vieja y bohemia de la urbe. Él había visto la luz, pero ya no se lo podría contar a nadie. Su sino, ser un soplón. Buscar la verdad en la basura del alma. No había ya nada que investigar. El muerto, que no puede faltar en un buen relato negro, era él.
Tambaleándose cruzó su Rubicón. Un letrero luminoso que anunciaba barra de bar. Pobre Julio César, la mala suerte estaba echada. Ni juego ni pares, ni mujer fatal ni las fotos de la infidelidad. Cayó de bruces un poco más allá, todavía humeaba. Acaba esa calle, termina la vida. Un disco solar anunciaba el final del túnel para el detective sin gabardina gris, ocaso poético en una calle que llaman del Sol.

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