41.- RAMONA
Existe una vaca en Cantabria que decidió que ya no quería madrugar. Estaba harta de que cada mañana la despertaran haciéndole abandonar su casa. Una tarde cuando la llevaban de regreso a su encierro, algo en ella cambió. Se recostó en el prau mirando al mar y dijo: “De ahora en adelante viviré aquí tumbada”. Su amo no encontró manera de levantarla y acabó rindiéndose ante la terquedad del animal.
Comer no suponía ningún problema, ya que sus compañeras, al admirarla, le procuraban el pasto que necesitaba. Incluso los ratones silvestres acudían en su ayuda. Les encantaba la idea de que al menos una de ellas pudiera vivir como quisiera.
No os puedo revelar el paradero exacto de Ramona, pues ese es su nombre, pero si paseais por estas tierras, seguro que la veis. Recordad no molestarla, sólo decidle hola y deseadle buena suerte.
Existe una vaca en Cantabria que decidió que ya no quería madrugar. Estaba harta de que cada mañana la despertaran haciéndole abandonar su casa. Una tarde cuando la llevaban de regreso a su encierro, algo en ella cambió. Se recostó en el prau mirando al mar y dijo: “De ahora en adelante viviré aquí tumbada”. Su amo no encontró manera de levantarla y acabó rindiéndose ante la terquedad del animal.
Comer no suponía ningún problema, ya que sus compañeras, al admirarla, le procuraban el pasto que necesitaba. Incluso los ratones silvestres acudían en su ayuda. Les encantaba la idea de que al menos una de ellas pudiera vivir como quisiera.
No os puedo revelar el paradero exacto de Ramona, pues ese es su nombre, pero si paseais por estas tierras, seguro que la veis. Recordad no molestarla, sólo decidle hola y deseadle buena suerte.
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