lunes, 16 de noviembre de 2009

79.- Sin título
Mediodía. La cabeza a punto de estallar. Escaleras de Santa Lucía. Mi padre insiste: — apaga el cigarro.
Solo unas horas antes los cuatro de siempre frente a otra iglesia. Tras los últimos pinchos las primeras copas. La lluvia y los recuerdos van cayendo con las horas. Lolo toma la palabra. Va para largo. Voy y vuelvo del servicio. No están (o no les veo). Me acerco a la puerta. Una mano femenina toca mi hombro. Me giro. Nuestros ojos se reconocen en los del otro. —¿Tomamos algo? —de acuerdo. Algo vibra en el pantalón (ya me extrañaba...) —Bien (...) en el servicio (...) Sí, en breve (...) once y media, mejor (...) ok! —¿Te están buscando? —Estaban. —¿Me besas? —¡Faltaría más! Hora de cierre. Salimos. La luna ilumina la calle del Sol (pero no el callejón).
Cinco minutos pasan de mediodía. De nuevo una mano en mi hombro. Fuera, mientras me caso, continúa lloviendo.

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