lunes, 16 de noviembre de 2009

86.- Dientes perfectos
Ayer, cuando atravesaba sigilosamente la calle del Sol, me topé con una chica que vestía una falda blanca. La cinturilla era elástica, y jugaba a retorcerla con el dedo índice, para después zafarse del tejido con un gesto resuelto, casi matemático.
Me fijé en ella porque era casi tan guapa como la señorita de los dientes perfectos.

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