Las manos ajadas recorren las teclas del piano. La madera marchita respira de nuevo. El marfil cede y rompe el silencio. La llama de los cuatro candelabros aviva las pupilas. El mármol es frío, pero la música atempera el corazón. Ma solitude vient me visiter…
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario