55.- Viaje sin regreso
Aquel día, fue el peor de mi viaje por la vida. Todo se acababa, se venía sobre mí, en un sin fin de agonía. Mientras descendía guardado en su ahora casa negra, yo, temía por su ida. Su viaje, había terminado. El ya no podría volver. Ya jamás podría sentir su olor, ni su tacto, ni tampoco sus tan tranquilizadoras palabras. Y entonces es cuando uno empieza a recordar… cuando le chillaba al desagradarme, cuando lo desilusionaba al hacerme un gesto amable… es más, si bien lo pienso, nunca, le dije te quiero. Y ahora es cuando uno comienza a sentirse culpable. Pero sabe, que ya es demasiado tarde. Entonces, el pánico le invade, las ansias de vivir cesan y todo a su alrededor deja de existir. Aunque ya solo puede esperar la llamada del silencio. Como una manada de vacas acudiendo a su pastor.
Aquel día, fue el peor de mi viaje por la vida. Todo se acababa, se venía sobre mí, en un sin fin de agonía. Mientras descendía guardado en su ahora casa negra, yo, temía por su ida. Su viaje, había terminado. El ya no podría volver. Ya jamás podría sentir su olor, ni su tacto, ni tampoco sus tan tranquilizadoras palabras. Y entonces es cuando uno empieza a recordar… cuando le chillaba al desagradarme, cuando lo desilusionaba al hacerme un gesto amable… es más, si bien lo pienso, nunca, le dije te quiero. Y ahora es cuando uno comienza a sentirse culpable. Pero sabe, que ya es demasiado tarde. Entonces, el pánico le invade, las ansias de vivir cesan y todo a su alrededor deja de existir. Aunque ya solo puede esperar la llamada del silencio. Como una manada de vacas acudiendo a su pastor.
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