65.- TORNASOL DUERME
-Que no despierte- dice la maga momentos antes del amanecer. Tiene negra la boca y los ojos morados, como si fuera mortal y sufriera de amores crepusculares. Con su pañito de gasa, frota a compás y una por una las mesas de madera, deshaciendo las gotas del rocío, la leve espuma de la marea nocturna, el montoncito de cenizas de su corazón. Todos los días soñando con Aladino y su lámpara, para sucumbir a la piedra de Sísifo momentos antes del amanecer.
-Que no despierte- dice la ninfa, pues teme el momento cruel de los ojos abiertos, cuando las cremalleras se descorren y triunfa de nuevo el caos sobre la geometría de su varita.
Y el tiempo se detiene un instante. Tornasol en paz nada teme. Y luego, refulge el primer brillo sobre la veleta del campanario, deshaciendo el ensueño. Sísifo cargará de nuevo con su piedra.
-Que no despierte- dice la maga momentos antes del amanecer. Tiene negra la boca y los ojos morados, como si fuera mortal y sufriera de amores crepusculares. Con su pañito de gasa, frota a compás y una por una las mesas de madera, deshaciendo las gotas del rocío, la leve espuma de la marea nocturna, el montoncito de cenizas de su corazón. Todos los días soñando con Aladino y su lámpara, para sucumbir a la piedra de Sísifo momentos antes del amanecer.
-Que no despierte- dice la ninfa, pues teme el momento cruel de los ojos abiertos, cuando las cremalleras se descorren y triunfa de nuevo el caos sobre la geometría de su varita.
Y el tiempo se detiene un instante. Tornasol en paz nada teme. Y luego, refulge el primer brillo sobre la veleta del campanario, deshaciendo el ensueño. Sísifo cargará de nuevo con su piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario